Amarillo Indio: Un misterio nunca resuelto
No se sabe con certeza desde cuando se introdujo el amarillo indio en Europa. Lo que sí se sabe es que, entre los siglos XV y XVIII, se importaban unas bolas malolientes de Asia a Europa. Una vez abiertas, las bolas contenían un polvo precioso de color amarillo dorado. Al moler las bolas y mezclarlas con un aglutinante como el huevo, el aceite o la goma, se conseguía la tan característica pintura amarilla dorada y transparente. El origen del pigmento estaba en Persia, China o India, pero sobre la procedencia exacta existían muchas historias.
Orina de vaca y cálculo renal
Una de las más remarcables es la que cuenta que el pigmento se obtenía de la orina de las vacas indias. En Bihar, un estado del nordeste, las vacas eran alimentadas exclusivamente de hojas tiernas del árbol de mango, lo que provocaba una orina de color amarillo fuerte. La orina se recogía y se hacía secar, formando luego bolas del pigmento que quedaba. Como las vacas no sacaban todo el pigmento al orinar, se les producía cálculo renal, por lo que la micción era muy dolorosa y, las patadas que daban los animales hacían tumbar los cubos donde se recogía la costosa orina. Por ello, se tuvieron que tomar medidas más rigurosas, colgando a las bestias con correas de cuero. Se dice, incluso, que las vacas sólo podían orinar si se les hacía un masaje en la zona en cuestión. En 1908, se prohibió la producción, entre otras razones, por ser animales sagrados.