La palabra ocre se deriva del griego ‘Ochros’, que significa ‘amarillento’. El pigmento natural se ve en todo el mundo donde hay cantidades relativamente grandes de hierro en el suelo. El hierro se oxida y le da a la tierra los característicos colores óxido. Y aunque tendemos a pensar en un amarillo dorado al pensar en ocre, dependiendo de los otros elementos presentes en la tierra, el color puede variar de amarillo a rojizo y marrón, incluso con algunas variantes ligeramente violetas y azuladas. Cuanto más óxido de manganeso haya junto al óxido de hierro, más marrón será el color. El nombre dado a un cierto tono de color generalmente se refiere al lugar donde se extrajo el pigmento. Ejemplos incluyen sienna y umbra,
nombrado en honor a la ciudad de Siena y la región de Umbría en Italia, así como el Rojo Español y el Amarillo Nápoles. Este último en su forma original contiene plomo tóxico y por lo tanto ya no se utiliza. Los otros tonos de ocre natural, por otro lado, son completamente inofensivos tanto para el hombre como para el medio ambiente.